miércoles, 17 de septiembre de 2014

AMOR TOXICO

Una mañana cálida con un sol que abrasaría al más pintado, en su cama se halló una chica morena
con el pelo corto llamada Lia, sus ojos oscuros y adormilados se abrieron con la primera luz del día
para enfrentarse a un día repleto de emociones y cosas por hacer. Lo que no sabía era lo que iba a
suceder esa noche. Era sábado y aún tenía que planear todo el día hasta la noche. Cogió su cuaderno
de notas donde siempre anotaba lo que debía hacer y lo que no, así  apuntó todo lo necesario. Cuando
se hizo la tarde llamó a sus amigos para pasar la última noche con ellos antes de iniciar su nuevo trabajo
con su padre. Estuvieron toda la tarde en su casa viendo películas, comiendo palomitas, chucerías y haciendo
bromas para que la tarde fuera lo más divertida posible. Cuando por fin se hizo la noche en Las Vegas,
Lia no tardó ni un minuto en proponerles a sus amigos:

   -¿Y si salimos esta noche y cerramos unos cuantos pubs?

a sus amigos les encantó la idea y no tardaron nada en levantarse de sus respectivos asientos y se encaminaron
hacia la puerta. En cuanto divisaron las luces del Strip se pusieron nerviosos y a decidir dónde querían entrar
primero. Les dio tiempo de entrar en unos seis pubs y en el último pasó algo que ninguno de los chicos hubiera
imaginado en su vida.


Lia se dirigió a sus amigos y les pregunto que querían tomar y ellos le dijeron lo que querían.
Ella se acercó a la barra, saludó a Alek, el camareor, e hizo el pedido. Un hombre que estaba solo, a su lado en la barra,
se dirigió hacia ella y le dijo:

    - ¿No eres demasiado jóven para estar en un sitio así a estas horas de la noche?

    - ¿Y tú no eres demasiado mayor para vigilar lo que hace una chica como yo en un sitio como este? - dijo ella con tono irritado
y un poco de ironía.

El hombre la estudió con la mirada. <<No podría tener más de 18 años>>, pensó. Pero para la edad que debería tener
y aparentar, la chica era preciosa. Él se presentó estendiéndole la mano:

    - Soy Greg. ¿Tu nombre es tan bonito como tu cara?

Lia se estremeció y notó como se le encendían las mejillas y se sonrojaba.

    - Soy Lia -. Le estrechó la mano.- Por la pregunta que me has hecho cuando he llegado... ¿Qué edad crees que tengo?

Greg la volvió a examinar de arriba a abajo.

    - No puedes tener más de 18. ¿Y tú que edad crees que tengo?


Había acertado de lleno. Le examinó de arriba a abajo. Era rubio con el pelo corto y de punta, sus ojos de color pardo y su
cuerpo delataba que no tendría más de 27 años. Debajo de la chaqueta se podía distinguir que sus hombros eran fuertes y
su torso tan firme que daban ganas de tocarlo.

    - Por lo que veo, deduzco que debes tener unos 27 años. - dijo ella sin dejar de mirarle a los ojos, esos ojos tan cálidos como
intrigantes se clavaron como clavos en su mente. Ya no podría olvidarlos nunca.

Cuando Alek le llevó las bebidas se despidió de Greg y volvió con sus amigos.

Greg se quedó mirandola embelesado por su belleza y sintió una punzada en el pecho cuando vio que otros chicos mas jóvenes que él se
acercaban a ella mientras bailaba.

Alek, que se había dado cuenta de la situación, se acercó a Greg y con un poco de picardía le dijo:

   - Inténtalo. No tienes nada que perder.

A Greg se le hizo un nudo en la garganta, dudó un momento, se levantó de la banqueta y fué hacia ella. Hizo un gesto a los chicos
y no tardaron en alejarse. Se puso a bailar con ella. Ella empezó a coquetear de la forma más sensual que sabía e hizo que él perdiera
la cabeza.
La paró, le agarró suavemente de la cara con ambas manos y la besó. Lia no se pudo apartar, no tenía fuerzas suficientes ni quería que parase.
Cuando sus bocas se separaron, se lo dijeron todo con la mirada. Lia se despidió de sus amigos y salió del local detrás de Greg que la llevó
a su casa.


Su beso la había dejado tan excitada que quería más, necesitaba sentir algo más que su lengua dentro de su boca. Necesitaba sentirle dentro
de ella.

Una vez en casa de Greg, Lia no pudo esperar ni un minuto más y se abalanzo hacia él. Le rodeó el cuello con sus brazos y le besó.
Él rodeó su cintura con sus brazos y acarició la suave espalda de la chica mientras la llevaba a su habitación y se quitaban la ropa
por el camino. Una vez en la habitación, la tumbó en la cama y se puso encima de ella sin dejar de besarla. Acarició sus pechos
mientras bajaba la cabeza hacia ellos, mientras dejaba a su paso besos ardientes de pasión. Le lamió y succionó los pezones con
tanta delicadeza y ternura que hizo que ella gimiera de placer y estremecerse.

Lia le empujó hacia un lado y al momento se puso encima de Greg estudiando su torso con sus manos sin dejar de besarle y
frotarse contra su cuerpo. Él echó la cabeza hacia atrás y dejó que le besara el cuello y mordisqueara su oreja.
La echó a un lado abriendose paso con las caderas entre los muslos, bajó una mano y acarició si clítoris con la yema de sus dedos pero no tardó en introducir la la punta de su miembro en ella poco a poco para no haverle daño. Ella gimió de placer. Mientras él la embestía una y otra vez, ella se aferró a su cuerpo y le acarició su espalda, grande, fuerte y firme. No quería que parara.

Casi alcanzan la locura con el placer que recibían el uno del otro hasta que al final los dos llegaron al orgasmo al unísono.

Cuando sus cuerpos se separaron, ella estaba tan exhausta que enseuida se quedó dormida. Greg se quedó un rato acariciandole la cabeza observando su belleza mientras ella dormía y al poco tiempo se quedó dormido.



A la mañana siguiente, Lia se despertó sola en esa cama tan grande. En la mesita de noche vio una nota que ponía:


                                                 Anoche lo pasé muy bien pero
                                                 he tenido que ir a trabajar.
                                                 Te he dejado algo para que
                                                 desayunes, las llaves y mi
                                                 número guardado en la
                                                 memoria de tu móvil. Que
                                                 pases un buen día.

                                                                     Greg

A Lia se le dibujó una pequeña sonrisa tímida en la cara, eso quería decir que quería volver a verla. Su sonrisa desapareció cuando sonó su móvil. Su padre la estaba llamando porque llegaba tarde, contestó la llamada, le dijo que enseguida estaría allí, se vistió mientras comía algo rápido, se arregló el pelo, cogió las llaves y se encaminó hacia el laboratorio en su primer día como CSI.


Al llegar vio a su padre y se dirigió hacia él. Un hombre alto, fuerte, de espalda ancha, con canas en el pelo y la barba ambos oscuros y sus ojos claros detrás de unas pequeñas gafas. Le recibió con los brazos abuertos, su nombre: Gill Grissom.
Le acompañó a su puesto de trabajo y por el camino se encontró con el equipo de su padre, los conocía a todos desde que era pequeña y le dieron la bienvenida con los brazos abiertos uno por uno.

Una mujer alta, rubia, delgada y con las curvas bien marcadas se acercó a Lia con una gran sonrisa, sus ojos claros y brillantes desprendían confianza. Así era Catherine.

Luego se acercó a WArrick, un hombre negro muy alto con la espalda ancha y un torso tan fuerte y firme que parecía un guardaespaldas.

Nick, por el contrario, tenía el pelo muy corto y negro. Sos ojos eran de un azúl precioso y su sonrisa delataba lo mucho que se alegraba de verla.

El capitán Jim brass, que pasaba por allí, se acercó al ver a tanta gente reunida. Era un hombre pequeño y ancho de huesos, moreno y sus ojos eran oscuros y pequeños.

   - ¡Hola Jim! - dijo Lia dandole un gran abrazo.
   - ¡Hola Lia! ¡Cuánto tiempo sin verte! - Le contestó Jim.
   - Sí, ha pasado mucho tiempo, pero nunca me olvidé de vosotros.
   - Aún recuerdo cuando me llamabas "tio Jim".

Todos empezaron a reír a carcajadas

Apareció Sara y Lia se abalanzó hacia ella para darle un gran abrazo. Sara era alta, delgada, con las curvas bien marcadas, morena, el pelo le llegaba hasta los hombros y sus ojos eran de un marrón claro precioso. Lia sabía perfectamente que entre Sara y su padre había algo, aunque no se lo hubieran dicho, le daba igual; Lia sentía mucho cariño por esa mujer y le dedicó su mejor sonrisa.

Grissom acompañó a Lia por los pasillos del laboratorio mientras le daba instrucciones de lo que debía hacer y lo que no. Al momento, tuvieron que hacer una parada para mostrarle unos papeles y por detrás se escuchó:

   - Grissom.
   - ¿Sí? - dijeron Lia y su padre al unísono.

¡Era Greg! Se quedaronlos dos con los ojos muy abiertos. Greg volvió de su ensimismamiento y recordó lo que le tenía que decir sobre el caso que estaban llevando.

   - He comparado el ADN que había en la copa de vino con el d la víctima y coincide - dijo Greg
   - Está bien, Greg. - dijo Grissom y continuó - Te presento a mi hija Lia. Va a trabajar con nosotros. Bueno, hasta que se acostumbre trabajará      contigo. Enseñale todo esto, yo tengo que ir a hacer unas cosas.


Greg llevó a Lia al vestuario, miró dentro por si había alguien y la hizo entrar, cerró la puerta tras él y le preguntó:

   - ¿Por qué no me dijiste que tu padre era Grissom?
   - ¿y tú? ¿Por qué no me dijiste que mi padre es tu jefe?
   - Jaque mate.
   - De momento no podemos dejar que nadie sepa lo que pasó anoche o nos pondran en turnos distintos - continuó Greg.
   - Estoy de acuerdo.

Se acercó a Lia y la abrazó, después la besó. Lia recordó la noche anterior y la nota de esa mañana que él le había dejado y le devolvió las llaves. Salieron del vestuario y se pusieron a trabajar.

Durante el tiempo que llevaban trabajando, de lo único que hablaron fue de las pruebas del caso. Cuando Lia decía que algo era increíble, Greg le contestaba algo como <<igual que tú>> y cosas así, pero ella hacía caso omiso.

Levaron el líquido de la copa de vino a tóxicos y le pidieron a Henry que buscara algún indicio de que pudieran haberle metido algo.

El forense les llamó y les dijo que en el estómago había descubierto pasta de dientes. Llevaron una muestra a Hodges e hicieron un experimento que consistía en ver el volumen de masa de la pasta de dientes que cabía dentro. Al rato, Hoges les interrumpió porque la pasta encontrada en la víctima llevaba agentes blanqueadores, los que estaban utilizando no.

Cuando Grissom volvió les mandó ir a procesar el escenario del crimen. Al llegar, Catherine, que les estaba esperando, les dio instrucciones sobre lo que tenían que buscar. Miraron en los contenedores, y en el de la vecina de al lado encontraron dos botes de pasta de dientes envueltos en papel de periódico, los botes que había usado en la víctima.

Se reunieron todos para hablar del caso. Greg dijo:

   - Yo creo que ha sido el marido de la víctima e intentó que pareciera un suicidio.
   - Demasiado obvio - dijo Lia - cre que la mujer se tragó los dos botes de pasta de dientes, mezcló unas pastillas con el vino, se esposó a la cama y    murió entre graves combulsiones pero no sin antes haberle puesto la llave de las esposas al amrido en algún bolsillo para inculparle.

Catherine y Warrick estaban de acuerdo con ella, Grissom y Nick con Greg.

Al terminar la reunión, Greg pilló por banda a Lia haciendo que se quedaran solos para que nadie les escuchara y le dijo:

   - ¿Qué te parece si hacemos una apuesta?
   - Hmmm... ¿Qué tipo de apuesta? - dijo ella.
   - Si fue, como bien tú dices, un suicidio, pago yo una cena y cine. Pero si por el contrario fuera un homicidio lo pagas tú.
   - Acepto.

Ambos fueron a comprobar sus teorías. Lia le pidió a Wendy que comparara las huellas encontradas con las de la víctima y Greg buscó pruebas para comprobar que fue el marido.

Al final Lia tenía razón. La víctima se suicido porque no agantaba a su marido y quería inculparle haciendo creer que fue un homicidio. Se tragó los botes de pasta de dientes, se bebió la copa de vino con las pastillas, le puso la llave de las esposas al marido en un bolsillo de su camisa, se esposó en la cama y murió de sobredosis.
Lia se ganó la apuesta. Todos le dieron la enhorabuena por haber resuelto su primer caso y le preguntaron:

   - Vamos a celebrarlo ¿te apuntas? - dijo Nick.
   - No, gracias, otro día. Greg acaba de perder una apuesta y quiero restregárselo. - contestó rápidamente.
   - ¡A ver qué hacemos, eh! - dijo Warrick.

Grissom miró a Greg y a Lia preocupado y Lia enseguida habló:

   - Tranquilo, papá. Sólo será ir al cine y a cenar.
   - Está bien.

Primero fueron al cine y después a cenar. Al terminar de cenar como no sabían qué hacer, Greg enseguida dijo:

   - ¿Repetimos?
   - Vale. - Lia sonrió.

Se encaminaron a casa de Greg y una vez allí se abrazaron y besaron; se desnudaron y fueron a la habitación.

Él le acarició el clítoris mientras ella hacía lo mismo con su miembro mientras le besaba el cuello. Se introdujo en ella, deseaba volver a repetir ese momento, la deseaba a ella tanto como ella a él. Lia se aferró a su cuerpo y le arañó la espalda.

  -No pares, por favor.- dijo ella jadeando

Greg la miró a los ojos
  - No pares nunca.- terminó.

Siguió penetrándola una y otra, y otra vez más. Cada embestida era una tortura para ambos pues los dos querían lo mismo el uno del otro.

Al acabar, los dos se quedaron mirando; sabían que no podían vivir el uno sin el otro; entonces Lia habló:

  - Puedes hacerlo.
  - ¿Cómo?
  - Teniendo una relación seria los dos. ¿Qué me dices?
  - Por mi encantada. - Lia le besó.

A los cinco meses se lo dijeron a Grissom y les dio su aprobación para vivir juntos. Al momento apareció Eckly:

  - Greg, Lia. Teneis trabajo.

La pareja se miró y sonrió y fueron al nuevo escenario del crimen.





                        CONTINUARÁ...

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