La noche era oscura y fría, estaban rodeados por docenas de leviatanes. Sam apuntaba con la pistola hacia ellos para mantenerlos a raya;
Dean sujetaba el cuerpo innerte de Bobby con lágrimas en los ojos.
- Si estuviera aquí Neera nada de esto habría pasado.
Las palabras de Sam hicieron que de los ojos de Dean brotaran más lágrimas de las que ya había derramado.
- Eso ha sido un golpe muy bajo, hermano.- dijo Dean intentando ocultar el dolor que sentía por la pérdida de Neera y Bobby.
La pistola de Sam era inútil contra esas criaturas pero mientras les mantuviera a salvo no habría problema.
De pronto, Sam se quedó sin munición y todos los leviatanes empezaron a acercarse amenazadoramente hacia ellos. Sam retrocedió hasta la
posición de Dean con Bobby.
Se prepararon para el ataque y de repente una luz cegadora les envolvió y unas manos agarraron a los cazadores y los transportaron a una
habitacion a salvo y lejos de todo peligro.
- Por suerte seguis vivos. un poco más y esos leviatanes os hubieran matado.
Cuando se giraron vieron a Castiel sentado en un sillón apartado.
- ¿Nos has salvado tú?- dijo Dean a Castiel.
- Yo no he hecho nada.- dijo Castiel mirando detrás de Sam y Dean.
- He sido yo.
Los chicos se giraron y se encontraron con alguien que no esperaban volver a ver.
- Tú...- la cara de Sam era todo un poema.- habías muerto. Tu cuerpo... No quedaron restos de él.
- Lo sé... Pero todo tiene un por qué y nada ocurre por casualidad.- dijo Neera acercandose a Bobby y devilviendole la vida.
Dean se acercó a Neera muy despacio y la miró a los ojos por un momento
- Te veo bien.- dijo Neera sin dejar de mirar a Dean a los ojos.
Dean la miró de arriba abajo. Seguía siendo su ángel, el primer ángel de toda la creación con cuerpo humano y los poderes de ángel. El único
cambio era en su pelo. Tenía el pelo corto y de un color rojo como la sangre. No aguantó las lágrimas en los ojos y la abrazó.
- Creí que te había perdido.
- No por muy poco.- Neera se echó a llorar en brazos de su querido Dean.
Llevaban meses sin verse. Los leviatanes destrozaron el cuerpo de Neera y no se explican cómo ha renacido. Pero eso a Dean no le importaba,
volvía a estar a su lado y con eso le bastaba.
Después de tanto tiempo ligando con chicas se dio cuenta de que amaba a ese ángel y con su pérdida abrió los ojos.
- No quiero interrumpir este momento tan emotivo pero me gustaría saber que coño ha pasado.- dijo Bobby.
Neera y Dean dejaron los abrazos y los llantos para otro momento.
- Es simple. Después de que los leviatanes acabaran con mi vida, el de arriba no pudo aguantar lo que me habian hecho y me devolvió mi
cuerpo con todos mis poderes aún más fuertes que antes. Por eso ahora, Bobby, he podido devolverte la vida.
- Pues gracias, Neera. Estoy en deuda contigo.
- No te preocupes. Tú harías lo mismo por mi y ya has hecho mucho.- Neera esbozó una tímida sonrisa.
- Bueno. Ahora sólo queda acabar con esos malditos leviatanes.- dijo Dean.- ¿Cómo lo hacemos?
- De momento debeis descansar. Lo necesitais después de todo lo que habeis pasado. os hemos preparado unas habitaciones para que podais
descansar.- dijo Castiel señalando tres puertas a un lado de la habitación que llevaban a unas habitaciones enormes bien equipadas.
Los cazadores entraron en las habitaciones. En la habitación de Dean, después de darse una ducha, apareció Neera de las sombras cerca de la
cama.
Ella se acercó a Dean por la espalda y le abrazó dejandole un tierno beso.
- Te he echado tanto de menos.- le dijo apoyando su frente en la fuerte espalda de Dean.
Él se giró entre los brazos de ella para poder abrazarla.
- Yo también. No te haces idea de lo duro que se me ha hecho el no estar contigo.- la apretó contra su pecho y le dejó un beso en la zabeza.
Neera levantó la mirada para cruzarse con la de Dean y él le dio un cálido beso en los labios.
Dean la cogió en brazos y la tumbó en la cama colocandose encima de la chica besando y acariciando cada milímetro de su cuerpo.
Dejó de besarla en la boca para bajar por todo su cuerpo dando pequeños mordiscos tiernos parando en sus pezones, lamiendolos y
succionandolos con delicadeza. Ella acariciaba el pelo de Dean mientras él iba bajando la cabeza hacia la entrepierna húmeda de ella. Neera se
retorcía de placer mientras Dean le lamía el clítoris con movimientos rápidos y suaves, alternando el ritmo y haciendo que perdiera la cabeza.
Ella levantó la cabeza de Dean para mirarle por un momento.
- Ahora me toca a mí.- sonrió la chica con picardía.
Lo tumbó en la cama, se colocó encima de él y empezó a bajar hacia el pene de él acariciando su cuerpo con sus manos. Empezó a jugar con el
pene de Dean con su boca y dibujando círculos en la punta con su lengua.
Dean la cogió por sorpresa, la tumbó en la cama, se puso encima de ella y a lo que la iba a penetrar apareció un ángel alto, moreno, fuerte, con
rasgos de lobo y unos ojos verdes que cuando los mirabas podías ver el borque.
- Vaya... Alparecer he interrumpido algo... Turbio.- dijo Potiel con su tono burlón.
Los dos se sobresaltaron al escuchar a Potiel al otro lado de la habitación saliendo de entre las sombras.
- ¿Qué quieres, Potiel?.- dijo Neera mientras intentaba taparse con las sábanas.
- En privado.- dijo Potiel desvaneciendose después de cogerla de la mano.
Aparecieron en la orilla de un lago rodeado por un bosque frondoso y verde. El paisaje era precioso pero no era el momento adecuado para
contemplarlo.
- ¿Qué ocurre Potiel?- dijo Neera tapandose con la sábana.
- He venido a prevenirte.- dijo Potiel con voz seria y sombría.
- ¿Prevenirme? ¿De qué?
- Primuel te está buscando. Le molestó que te quedaras con tu nombre humano y... Ahora... El hecho de que salvaras a los cazadores ha sido la
gota que colmó el vaso. Y quiero que sepas que yo no estaré ahí para ayudarte. Yo protejo el equilibrio.- dijo Potiel girandose hacia el lago.
- Entonces... ¿por qué me lo dices?
Potiel se evaporó dejándola sola con sus pensamientos.
Uniel, la única, la defensora de los humanos. Las palabras de su hermano habían creado un vacío en su corazón. Pero no se puede hundir. Debe
seguir adelante protegiendo a la humanidad y ayudando a los Winchester.
Se evaporó y volvió a la habitación con Dean. Él la esperaba en la cama tapado hasta la cintura por la colcha.
- ¿Quién era?- preguntó Dean.
- Mi hermano.- dijo Neera con voz apagada.
- ¿Y qué quería?
- Nada, no te preocupes.- se tumbó en la cama abrazada a Dean sin conciliar el sueño en toda la noche.
A la mañana siguiente cuando Dean se despertó vio que Neera ya estaba despierta y le preguntó.
- ¿No has dormido?
- Los ángeles no dormimos.- dijo ella con tono frío.
ya vestida, Neera se levantó de la cama y le dijo a Dean.
- Quedaos aquí. Yo tengo algo importante que hacer. Lo que tenemos a medias lo continuaremos cuando vuelva.- dijo Neera mirandole por
encima del hombro y se evaporó.
Neera apareció al borde de un acantilado y a lo lejos vio a Potiel meditando.
De la sombra de un árbol apareció Primuel blandiendo una espada muy extraña; se acercó a Potiel mientras Neera gritaba atronadoramente
para advertirle, Primuel le cortó la cabeza a Potiel y Neera juró ver una sonrisa en el rostro de Potiel.
Neera apareció al lado de su hermano muerto llorando. Miró a Primuel y éste dijo riendose.
- Ahora te toca a ti.
La atacó, Neera lo esquivó u evaporandose con lágrimas en los ojos gritó.
- ¡Lo pagarás!
Primuel sonriendo empujó a Neera hacia la profundidad del bosque y entre carcajadas se dirigió hacia ella diciendo.
- Aún no he acabado contigo.
Mientras Neera se levantaba, Primuel se preparaba para asestarle el golpe mortal.
Cuando iba a asestarlo de repente no se pudo mover. Algo lo tenía agarrado.
Neera, dandose cuenta, le arrebató el arma y le hundió la espada en su tráquea haciendo que atravesara su cerebro.
Neera soltó la espada y corrió hacia donde yacía el cuerpo de Potiel en el que se quedó llorando y maldiciendo mientras florecían flores al
rededor de los dos hermanos ante la atenta mirada de un lobo con los ojos tan verdes como si pudieras ver el bosque.
CONTINUARÁ...
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